EL AMOR Y LA SEXUALIDAD
Habrás escuchado muchas cosas sobre el amor, la
sexualidad, la vida, el enamoramiento, la adolescencia,… nosotros vamos atrabajar a lo largo del trimestre sobre aquello que le da sentido a nuestra vivencia
del amor desde quien nos enseña a amar, Jesucristo;
- El
valor y la dignidad de tu cuerpo y el de los demás.
- La
belleza de amar y ser amado.
- La
grandeza de la vida humana y del amor.
- La
riqueza de saber expresar nuestros sentimientos y aceptar los de los demás a
través del cuerpo.
- La
necesidad del cuidado y aseo de nuestro cuerpo como respeto hacia mí y hacia los demás.
- La
importancia del diálogo con nuestros padres y educadores sobre cuestiones que
hasta ahora no nos la habíamos planteado.
- La
belleza, grandeza y bondad del amor humano: expresado en el matrimonio y en la
vida consagrada.
A lo largo de varias clases vamos a tomar conciencia de que somos dueños de un vehículo que nosotros dirigimos como
queremos, es nuestro cuerpo. Con él, podemos expresar lo que somos y sentimos, de tal modo que cumplimos la misión
para la que hemos sido creados: ser felices haciendo felices a los demás,
cuando valoramos y respetamos la dignidad y valor que tiene nuestro cuerpo y el
de la otra persona.
Nosotros podemos amar a través de nuestro cuerpo
cuando: sonreímos, escuchamos, ayudamos, compartimos, abrazamos, besamos,… Cada
parte de nuestro cuerpo ha sido creada con una misión concreta: manos para
abrazar, dar, acoger,… ojos para contemplar lo bello, oídos para escuchar cosas
buenas,… boca para sonreír, alabar, besar,… pero no siempre la persona utiliza
estas partes de su cuerpo para cumplir su misión sino para lo contrario: manos
para robar, pegar,… ojos para ver lo feo, oídos para escuchar lo desagradable,
boca para insultar,… esto último es lo más fácil, sin embargo, cuando lo hago
no me siento bien conmigo mismo, porque en el fondo de mi ser quiero que todo mi
cuerpo haga el bien.
A esta
edad, tú, vivirás diferentes maneras de expresar el amor con sus gestos
concretos de amor-amistad, pero sabiendo que la máxima expresión de amor entre
un hombre y una mujer será en el matrimonio, cuando se unan para siempre y de
su amor surja la vida; o entregue su amor, de una forma total e incondicional,
a Dios a través del Celibato (sacerdotes) o de la vida consagrada (religiosos/as).
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