UNA PALABRA PARA EL CAMINO

Eclesiastés, 3,1: "Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo... | tiempo de plantar, tiempo de arrancar...".

3º TRIMESTRE

EL AMOR Y LA SEXUALIDAD


Habrás escuchado muchas cosas sobre el amor, la sexualidad, la vida, el enamoramiento, la adolescencia,… nosotros vamos atrabajar a lo largo del trimestre sobre  aquello que le da sentido a nuestra vivencia del amor desde quien nos enseña a amar, Jesucristo; 

- El valor y la dignidad de tu cuerpo y el de los demás.
- La belleza de amar y ser amado.
- La grandeza de la vida humana y del amor.
- La riqueza de saber expresar nuestros sentimientos y aceptar los de los demás a través del cuerpo.
- La necesidad del cuidado y aseo de nuestro cuerpo como respeto hacia mí y hacia los demás.
- La importancia del diálogo con nuestros padres y educadores sobre cuestiones que hasta ahora no nos la habíamos planteado.

- La belleza, grandeza y bondad del amor humano: expresado en el matrimonio y en la vida consagrada.
A lo largo de varias clases vamos a tomar conciencia de que somos dueños de un vehículo que nosotros dirigimos como queremos, es nuestro cuerpo. Con él, podemos expresar lo que somos y  sentimos, de tal modo que cumplimos la misión para la que hemos sido creados: ser felices haciendo felices a los demás, cuando valoramos y respetamos la dignidad y valor que tiene nuestro cuerpo y el de la otra persona.
Nosotros podemos amar a través de nuestro cuerpo cuando: sonreímos, escuchamos, ayudamos, compartimos, abrazamos, besamos,… Cada parte de nuestro cuerpo ha sido creada con una misión concreta: manos para abrazar, dar, acoger,… ojos para contemplar lo bello, oídos para escuchar cosas buenas,… boca para sonreír, alabar, besar,… pero no siempre la persona utiliza estas partes de su cuerpo para cumplir su misión sino para lo contrario: manos para robar, pegar,… ojos para ver lo feo, oídos para escuchar lo desagradable, boca para insultar,… esto último es lo más fácil, sin embargo, cuando lo hago no me siento bien conmigo mismo, porque en el fondo de mi ser quiero que todo mi cuerpo haga el bien.


Amar con todo nuestro cuerpo y nuestro ser,  es algo que podemos hacer todos los días, en cualquier momento de nuestra vida y hacia cualquier persona. Amando a la otra persona también estoy amando a Dios. Pero amar no es suficiente, es muy importante saber dejarse amar, por Dios y por el otro.  

   A esta edad, tú, vivirás diferentes maneras de expresar el amor con sus gestos concretos de amor-amistad, pero sabiendo que la máxima expresión de amor entre un hombre y una mujer será en el matrimonio, cuando se unan para siempre y de su amor surja la vida; o entregue su amor, de una forma total e incondicional, a Dios a través del Celibato (sacerdotes) o de la vida consagrada (religiosos/as). 


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